Aparcar tu hogar con ruedas: ¿dónde sí y dónde no?

El motivo de adquirir una autocaravana o cualquier otro vehículo recreativo (RV) es poder disfrutar de mayor libertad de movimiento, tanto a la hora de manejarnos hacia nuestro destino elegido como en el momento de parar y descansar un rato, unas horas, toda la noche o días. Para ello existen diversas opciones adaptables a nuestro presupuesto y gustos viajeros: desde el amplio orbe gratuito de estacionarse en cualquier paraje natural que nos atrape por su belleza hasta hacer uso de las instalaciones y campings privados diseñados especialmente para este tipo de periplos.

¿Se puede aparcar en cualquier lugar? Depende. ¿De qué? Del tipo de transporte, de la duración de la pausa, del país, de la región dentro de ese país, de la hora que sea… Incluso de la especie de persona que seas. Algunos siguen a rajatabla las reglas marcadas por la ley para evitarse problemas con las autoridades y otros se aventuran más allá de lo escrito, guiados por el sentido común, un poco de adrenalina aventurera y la confianza en solventar lo que se presente. Me atrevería a decir que tiene que ver incluso con la clase económica a la que se pertenezca en el instante de estacionarse: viajar con el dinero justo nos hará tomar decisiones que no impliquen ningún gasto extra y quizá sí ciertas inconveniencias, mientras que hacerlo holgadamente nos encaminará por derroteros cuya comodidad y previsibilidad debe abonarse. 

Para optar por una senda u otra hay que conocer la normativa por donde nos movemos, ya que no existe una norma única para todos los territorios. Normalmente, quien define donde se puede aparcar o no es el gobierno de cada localidad, por lo que habrá que preguntar en cada una, aunque éstas no suelen poder contrariar la norma nacional. De todos modos, nunca será lo mismo transitar pueblos pequeños de lugares remotos en continentes como LatinoAmérica, Asia y África, donde apenas existirá presencia policial ni alguien que quiera hacer cumplir escrupulosamente la legislación vigente (si es que la hay), que adentrarse en el laberinto de ciudades supermodernas y restrictivas con los RV. En el centro histórico de una cosmopolita metrópolis atestada de autos compitiendo a diario por un estacionamiento no será fácil pasar desapercibida y saltarse la regulación correspondiente, sobre todo si está a la vista un cartel de “prohibido autocaravanas (o caravanas)”, limitación habitual en estas zonas plagadas de calles estrechas y concurridas. Para visitar tales puntos neurálgicos será más conveniente dejar nuestra motorhome o remolque alejados y usar el transporte público para turistear. En el caso de una van camperizada, más desapercibida, se podrá utilizar como un auto normal.

OPCIONES GRATUITAS

Parece que la historia documentada del dinero comienza en Mesopotamia alrededor del año 1.500 a. C. con la utilización de metales preciosos como forma de pago. Hasta entonces, la Humanidad se apoyaba mutuamente e intercambiaba favores, sobre un entorno natural, la Tierra, que jamás pide moneda a cambio. La gratuidad es una característica de la vida. Todo lo que existe lo hace empujado por el misterioso impulso vital que nos anima, y así será cuando hasta el dinero en papel desaparezca, igual que apareció. Aprovechar esta posibilidad casi siempre a nuestro alcance puede brindarnos experiencias auténticas, hermanarnos con la naturaleza y recuperar la confianza en personas desconocidas que habitan fuera de las rutas masificadas, y que frecuentemente reciben a quien viaja con ilusión similar a quien es acogido, ya que, en definitiva, conocer el mundo es salir al encuentro de paisajes y de almas: los rincones descubiertos nos deleitan; los humanos topados nos transforman. En muchos espacios, no sólo rurales sino citadinos, hallarás gente dispuesta a que estaciones tu vehículo en su propiedad sin pedirte nada de vuelta. Sólo has de hacer algo: atreverte a preguntar, ser amable, no molestar, dejar el lugar tal como lo encontraste y tal vez invitar a cenar o desayunar a ese propietario o familia. A menudo recibirás más de lo que has pedido, ya verás. Dos individuos que sin conocerse antes se ayudan, están sanando la falta de paz en este planeta. En el espacio urbano donde haya la señalización del dibujo de una autocaravana, no deberías tener problemas en pasar la noche, siempre que tu ocupación no exceda la distancia permitida, que no suele superar los 8 metros, aunque hay otros lugares sin límite físico indicado. También existen áreas de descanso específicas para RV, algunas no totalmente gratis, pero cuyo importe exigido es reducido. El tiempo permitido para estar no suele sobrepasar las dos jornadas, pues están pensadas para un corto reposo en una larga travesía, no para que pases tus vacaciones allí. Otra opción sin costo está al pie de las carreteras y autopistas: son las estaciones de servicio o gasolineras, que en América Latina son también llamadas bencineras, bombas, grifos o servicentros. Suelen contar con aparcamientos y se permite pernoctar, por lo que son muy utilizadas por los camioneros. Muchas cuentan con duchas, lavabos, facilidades para vaciar las aguas sucias, enchufes, mesas, zona sombreada, además de tienda para abastecerse e incluso restaurantes.

OPCIONES INTERMEDIAS

Una medida interesante ha sido el establecimiento de los abonos mensuales de bajo coste para estacionar los RV en algunas ciudades, en períodos de 24 o 16 horas (diurnas o nocturnas), cuyo precio mejora si se adquiere un bono anual. Ejemplo de ello es el aparcamiento Nuestra Señora del Recuerdo, cercano a la estación de trenes de Chamartín en Madrid (España), cubierto, con sistemas de seguridad, vigilancia y un acceso sencillo desde la autopista M30. En la misma capital se sitúa otro antiguo garaje que data de 1930, que sólo congeló su actividad durante la desgraciada Guerra Civil española (1936-1939), pasando en aquellos años a ser taller mecánico para el cuerpo militar. Después, retornó a su actividad común, hasta la fecha, albergando gran variedad de autos, incluidos los de grandes dimensiones.

OPCIONES PRIVADAS

Normalmente son lugares más completos que los públicos o los meros parkings, con servicios extras como wifi o seguridad privada, pero, al ser iniciativa de un particular, éste determinará las reglas y lo ofertado, por lo que se pueden encontrar desde simples solares con reja hasta confortables recintos para una estadía breve. Los campings se llevan la palma en cuanto a excelencia, ya que aúnan varias ventajas. La tranquilidad de dormir sabiéndote en un mini poblado de viajantes como tú, al cuidado de expertos en atender a nómadas de diversa índole. No temer por el robo de tu camper-van, motorhome, remolque o cualquiera que sea tu transporte overlander, después de la inversión que habrá supuesto para ti; poder salir de excursión sin él y regresar a la noche sin preocupación alguna. Los campings suelen estar cerca de la ciudad, algo ideal para visitas y compras, a la vez que suficientemente alejados del jaleoso tráfico para disfrutar de la calma. Sus infraestructuras están preparadas para la comunidad de pasajeros que acude, por ejemplo con caminos asfaltados para circular sin barro en días de temporal. Hay que sumarle que los más equipados pueden disponer de sus propios mecánicos, eléctricos, carpinteros, chapistas, etc, expertos en atender cualquier requerimiento de la vanlife, además de vender artículos y accesorios relacionados.

MOTIVOS POR LOS QUE PUEDES SER MULTADO AL APARCAR

Invadir un carril de buses, un sitio de personas con movilidad reducida, obstaculizar la vista de una actividad comercial, monumento o paisaje, entorpecer la circulación de otros usuarios, introducirte en túneles o lugares peligrosos pueden ser razones de penalización entre los 100 y 200 euros en España (en otros continentes menos “burocráticos” dependerá del policía de turno y su nivel de honestidad). Pernoctar en un lugar protegido como un Parque Natural puede salirte por 600 euros. La ley española de protección de costas no deja nada claro acerca de cómo deberán o no estar las autocaravanas, campers y furgonetas/vans, así que “donde fueres, haz lo que vieres” o improvisa, aunque por lo general no está permitido adentrarse en las playas. En el caso de aparcar en la calle debes tener en cuenta las líneas divisorias. Podrías ser multado si las sobrepasas. Además, si no ves un cartel que especifique el permiso para estacionar RV, lo más probable es que esté prohibido. Las caravanas o remolques son un mundo aparte. Deben aparcarse siempre junto con el auto que las mueve. Es decir, no puedes dejarla sola e irte con tu vehículo, ya que podría deslizarse al ser desligada (se recomienda llevar calzos de rueda para tal fin) y causar desperfectos alrededor. Al carecer de motor, una vez desenganchada tendría la misma consideración que un contenedor de obra o similar, y el gobierno local podría sancionarte si la dejas en la vía publica. En caso de no poder avisarte, tienen la potestad para que una grúa se la lleve, y entonces la multa sería aún más elevada. Entender la diferencia entre acampar y pernoctar también puede ahorrarte problemas. Pernoctar es dormir dentro de tu transporte sin sacar ningún elemento que sobrepase su perímetro. Acampar supone sacar sillas, mesas, extender toldos, hacer ruido… La teoría dice que la acampada sólo es posible en sitios autorizados. En la práctica, siendo respetuosos, quizá puedas excederte un poco…

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